El encuentro de América con Europa supuso también el reencuentro de Europa con Asia. Dentro de este proceso es que se encuentran las embajadas Keicho, Tensho y Hasekura, las cuales buscaban reactivar la economía y los lazos entre dos culturas muy distintas una de otra.
La misión Keichō, al igual que la misión Tenshō, que le precedió en unos años y de la que también se hace eco la exposición, se enmarca en el contexto de las relaciones entre dos mundos que se encontraron en los inicios de la Edad Moderna: el del archipiélago nipón, desgajado en territorios feudales en permanente estado de guerra, sobre los que el poder del emperador era meramente simbólico pero que caminaba, inexorable, hacia el shogunato; y el del expansionismo ultramarino de las monarquías de España y Portugal, que, unidas bajo la Monarquía Hispánica, propagarán por Oriente, de la mano del comercio, su cultura y su religión.
La misión Tenshō, protagonizada por cuatro nobles adolescentes japoneses que durante seis años viajarán por Portugal y España hasta Roma, es obra de los jesuitas portugueses, pioneros en la evangelización de Japón, y constituye un testimonio fiel de la presencia lusa en el Extremo Oriente, en lo que constituye una de las principales señas de identidad lusa: el Estado da India. Esta embajada no solo reflejará un conglomerado de estrategias político-religiosas, sino que fue, ante todo, algo para ver y ser visto, el despliegue de un gran escenario teatral en territorio europeo, inmortalizado en cartas, libros, grabados y obras de arte que hablan de actitudes, comportamientos y miradas culturales.
La misión Keichō, por su parte, fue promovida por Date Masamune, señor del reino de Voxú, un extenso territorio situado en la parte nororiental de Japón, que quiso aprovechar las bazas que el cristianismo y el comercio podían significar en sus aspiraciones políticas, con la presencia hispana en Filipinas y Nueva España como telón de fondo. Utilizando como mediador al franciscano Luís Sotelo y como embajador al samurái Tsunenaga Hasekura, fraguó el envío de una embajada al rey y al papa para firmar un acuerdo de comercio directo entre el reino de Voxú y Nueva España y alimentar su prestigio ante la cristiandad de Japón.
Frente a la embajada Tenshō, protagonizada por cuatro jóvenes cultos y ya evangelizados, la embajada Keichō será la embajada de un samurai, ajeno a la cultura europea, camino del bautismo, para defender los intereses de su señor.
Tomado del Ministerio de Cultura: http://www.mecd.gob.es/prensa-mecd/actualidad/2013/07/20130716-simancas-hasekura.html
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