Pintura del s.XVI, con Alejandro Magno siendo sumergido en una campana de cristal |
Recuperar los restos de un naufragio siempre ha sido parte de las ambiciones humanas. Pero no es la única causa por la que se ha buscado llegar a las profundidades de los mares. Puede ser por causas económicas, buscando llegar a recursos que solo se encuentran a determinadas distancias. Causas militares, como podría ser acercarse al enemigo sin ser visto y sabotear sus embarcaciones. Y la ya mencionada, de rescate, buscando recuperar alguna carga valiosa de un naufragio.
Para ello se idearon las campanas de buceo. Cámaras rígidas que almacenan oxígeno y permiten el trabajo de los buceadores de un modo más eficaz.
Se les llamaba campanas de húmeda, y se conviertieron en el método por excelencia para la exploración de las profundidades y el rescate de lo objetos de interés para el hombre.
Funcionan con un principio fundamental de la física: la altura de la columna de agua en el interior de la campana será proporcional a la presión ejercida por el aire comprimido de su interior. Se les transportaba en barcos y estos mismos las sostenían mientras se trabajaba con ellas, el hacerlas de metal era lo ideal, ya que por el mismo peso de la campana, ésta podía descender. Lo difícil era moverlas de manera horizontal, por lo que normalmente se trabajaba en el mismo lugar donde se bajaba.
La primera evidencia de una campana de buceo es en la obra Problemata de Aristóteles, donde representa a Alejandro Magno sumergiendose con la ayuda de una campana de cristal en el mar Mediterraneo.
En los fondos del Archivo General de Indias se almacena un diseño de la campana de José Bono, hecha de bronce y que obtuvo la licencia real del monarca Felipe II para ser usada en las Indias a cambio del 10% de lo rescatado.
El documento es el siguiente:
Archivo General de Indias,MP-INGENIOS,5
Dibujo de una campana para bucear y sacar objetos del fondo del mar inventada por José Bono, natural de Palermo |
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