En el artículo de hoy, hacemos memoria de uno de los primeros graves ataques contra Campeche por parte del pirata William Parker y, a la vez, aclaramos el origen de uno de los protagonistas de este suceso.
Por Víctor Alfonso Medina Lugo
La Bahía de Campeche en el Siglo XVI
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En el año de 1597 el puerto de Campeche fue víctima de un
asalto por parte de una armada de corsarios ingleses al mando de William
Parker. Esta agresión es recordada por la traición de un vecino de la villa, de
nombre Juan Venturante, quien pactó con los agresores y sirvió de guía para
ellos, de tal forma que pudieran entrar en la villa sin ser detectados por los
habitantes.
Sin embargo, poco o nada de información es la que se tiene
sobre este curioso personaje, quien acabó ejecutado por alta traición contra la
Corona al colaborar con herejes ingleses. La descripción más conocida de ello
es la que da el franciscano fray Diego López de Cogolludo. Pero un documento en
el Archivo General de Indias ofrece datos adicionales sobre este asalto, entre
los que se incluyen el posible origen de Venturante, algo poco conocido en la
historiografía. En una carta que el virrey Conde de Monterrey escribió al rey,
da cuenta del ataque de la siguiente manera:
“Mandé prevenir con
tiempo para que en toda la costa hasta Yucatán, se viviese con cuidado: y
vigilancia en Campeche lugarejo marítimo de aquellas Provincias se allegó a la
playa, un navichuelo y echó de noche en tierra cosa de cincuenta ingleses y
matando algún hombre vinieron con la noticia que les dio un Venturado de nación
italiano que había sido allí vecino al pueblo por tierra...”
Está información podría explicar el hecho de que un “vecino”
de la villa les traicionara dejando entrar a los piratas en ella, un acto que
era por todos conocido como de traición contra la Corona, y se expuso a la
muerte en caso de ser atrapado.
Aunque hablar de “nación italiana” en el siglo XVI no hace
referencia al concepto de nación que se tiene en la actualidad como una entidad
política, sino a un grupo de individuos que son originarios de un mismo lugar,
y en tiempos del rey Felipe II de España, existían tierras italianas bajo su
dominio, como era el caso de Nápoles y Sicilia. Esto significaría que
Venturante probablemente era originario de territorios españoles que se
encontraban en la península italiana, de ahí el por qué pudo llegar a América, aunque
el paso al Nuevo Mundo solo se permitía a los habitantes del Reino de Castilla,
al cual estaban unidos todos los territorios de ultramar, lo más probable es
que se tratará de algún comerciante con licencia especial.
Seguirá siendo una incógnita no sólo el hecho de que se haya
trasladado hasta Yucatán, sino que también se haya avecindado, pues tampoco el
término de “vecino” corresponde al que conocemos hoy en día. Vecino es una
categoría que hacía referencia en un primer momento al español con propiedades
y familia en una determinada población, por lo cual tenía ciertos derechos como
el poder ocupar cargos en cabildo (era uno de los varios requisitos), y
obligaciones como contar con armas para defender al rey y sus territorios. El
resto de los habitantes eran conocidos como moradores.
Continúa el virrey con su informe sobre el ataque diciendo
que:
“... le saquearon muy
a su salvo matando a pocos y prendiendo a tres personas particulares con las
cuales y la presa se retiraron, el robo y daño según las Relaciones que he
tenido fue pequeño pero de alguna consideración por haber tomado allí el
cosario un barco del trato en que venía dinero aunque poco y cantidad, de ropa,
de particulares y la Mayor parte según escriben de los tributos de Vuestra
Merced temo que ha de importar algunos millares de pesos la pérdida y no he
podido apurar hasta ahora lo cierto del valor, espero que me lo escriba el
nuevo gobernador don Diego de Velasco Cosgaya después a llegado pretendieron
quemar la iglesia y pueblo y se entiende que lo hicieron sino les hubieran
herido mal al capitán del navío los pocos vecinos y forasteros que hicieron
rostro con sus arcabuces pasadas algunas horas, hicieron lo bien en esto y
después en salir cosa de cuarenta de ellos en un barco a buscar el navío con el
mismo designio que consiguieron, toparonle y juzgando que se va, algún barco de
Mercancía enviaron ellos un patache con pocos mosqueteros dejose la barca,
abordar del sin mostrar defensa y luego peleo con ellos y les tomo el patache
matando nueve ingleses y prendiendo cinco según parece por la relación que
tengo algunos de los prisioneros han ya llegado al fuerte de San Juan de
Ulúa...”
Con respecto a lo que sucedió cuando el enemigo estaba
dentro de la villa, es López de Cogolludo quien da más informes, expresando que
una vez que se puso a salvo el enemigo dentro de la villa gracias a aquel
traidor:
“…causó grandísima
confusión, como cosa no imaginada, sucedida de noche, y sin recelar el peligro
por la parte que vino, que á no ser guiado como fue, era imposible llegar sin
ser sentido. El uno de los dos alcaldes, llamado Francisco Sánchez, con algunos
estaba en una estancia, y fueron luego á darle aviso: el otro alcalde, llamado
Pedro de Interián, se recogió con alguna gente á nuestro convento de san
Francisco, un poco apartado de la villa, desde donde dio voz, para que el resto
de ella se juntase allí, y salir después á defenderla. Vino con toda presteza
el otro alcalde, y sabiendo que estaba en el convento, fue allá con alguna
gente que en el camino se le había llegado, para salir todos juntos, y hacer
rostro al enemigo. Tardaron en esto hasta ya entrado el día, y marchando para
la villa, hallaron que la estaban dando saco á toda prisa. Cogieron á los
enemigos las bocas de calles, para cuando saliesen con el robo de las casas; y
habiendo peleado por espacio de más de dos horas, el capitán Guillermo Parque
se halló herido al parecer de muerte, con que mandó hacer señal de retirarse á
la playa, donde habían dejado cuerpo de guardia á la lengua del agua. Los
campechanos les fueron siguiendo, y obligaron á que se embarcasen pon
aceleración, dejando gran parte del robo en tierra, por coger más presto sus
bajeles. Les costó buen número de ingleses, que después se hallaron muertos por
las calles de la villa, y en la playa. Los que escaparon dejaron al traidor que
los había entrado en la villa, diciendo a los vecinos de ella que él era, y que
le castigasen como merecía por haberla vendido; porque los ánimos generosos se
valen para sus intereses de los medios que les son congruentes, pero aborrecen
el vil ánimo de los ejecutores, condigno premio a tan execrable delito. Por él fue
su perpetrador atenazado muriendo como merecía.”
El destino de los piratas capturados por los españoles
durante el asalto fue San Juan de Ulúa, Veracruz. En aquella fortaleza se
mantuvieron como prisioneros de la Santa Inquisición, mientras otros se
custodiaron encerrados dentro de algunos monasterios, aunque el virrey no sabía
exactamente el número de prisioneros ni el lugar donde estaban, pero conocía
las quejas de los pobladores sobre lo temido que eran estas personas y la mala
influencia que representaban y pedían que sean pronto despachados a Europa:
“... y de allí
enviaron dos o tres de los presos los cuales y los de ahora todos son gente de
mar y común y que pudieran excusar de enviarlos acá, tomándoles las
declaraciones de que no Resulta cosa de substancia embarázalos el Santo Oficio
y los detiene, no sé cuándo los despachará, qué Reclusos están, parte de ellos
en Monasterios y harto se quejan atribuyendo que en temido y el no dejarles ir
ahora fuera, por orden mayor les e encomendado que los despachasen, pues no
conviene que anden por acá mucho tiempo y parece no debe de haber mucho que
hacer con ellos en la inquisición siendo: moros y tan antigua la herejía de su
Reyna y nación será, Vuestra Merced servido deber si peca de semejantes
prisiones convendrá tratar con el consejo de inquisición que de alguna orden a
los inquisidores de este Reino.”
La iglesia de San Francisco sirvió como refugio y
punto defensivo durante el ataque de Parker
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En cuanto al final de Juan Venturante, como informa
Cogolludo, al ser traicionado por los piratas capturados y delatado como el
informante que colaboró con la entrada pirática, fue juzgando y condenado a
muerte por traición, la cual sufrió mediante el horrible proceso de ser
atenazado vivo, es decir, con pinzas al rojo vivo le fue arrancada la piel poco
a poco hasta que expiró.
La piratería siempre fue una extensión de las guerras
europeas, las cuales durante los siglos XVI y XVII estuvieron motivados por las
diferencias religiosas, por esta razón, entre los cargos en contra por los que
se procesaba a los piratas se encuentra a la cabeza el ser luteranos o herejes.
Esto también justifica que fuera la Santa Inquisición la que los procesaba. En
una época movida por la religión, el aliarse con herejes era imperdonable y es
lo llevó a tan cruel fin a Juan Venturante.
Hola Víctor
ResponderBorrarFelicidades¡¡¡, quisiera más tiempo para revisarlo,me parece un gran acierto. Me han invitado a la ENAH a dar una pequeña charla con estudiantes interesados en el tema de piratería, ellos están en un curso sobre Navegación a cargo de Flor Trejo. En fin si no tienes incoveniente le haré promoción a tu Blog.
saludos
Radha