En la publicación de hoy hacemos un pequeño acercamiento a una de las más grandes herramientas de los historiadores, en especial para aquellos que estudian los períodos anteriores a las máquinas de escribir, como es la Edad Media y la Edad Moderna. Estamos hablando de la paleografía.
Etimológicamente, paleografía significa "escritura antigua" y se trata justamente de eso, de la ciencia que se encarga del estudio de las escrituras antiguas y a gracias a la cual podemos realizar la lectura de documentos de épocas anteriores, ya que la escritura manual siempre ha sido muy variable, incluso dentro de un mismo idioma.
La dificultad de leer un texto antiguo tiene varios factores, como son las variaciones de la escritura, el uso de abreviaturas, los cambios en las reglas ortográficas y gramaticales (o la ausencia de ellas), incluyendo la persona que escribió el documento.
El paleógrafo debe ser una persona versada en la lengua y en sus particulares gráficas, es decir, el estilo, las abreviaturas, anagramas, entre otras.
Se trata de un arqueólogo de las letras, cuya misión es descifrar cartas, diarios, documentos, actas y cualquier otro texto que pueda servir a los historiadores, sociólogos, antropólogos, etc.
Solo por mencionar un ejemplo, en la España del siglo XV, existían cinco tipos diferentes de escritura: itálica, redonda, cortesana, alemana y procesal.
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