Fue conocido entre los españoles como Juan Florín o Juan Florentín. Se desempeñó como oficial de la marina francesa y obtuvo patente de corso por el rey Francisco I durante la Guerra de los Cuatro Años. Es famoso por ser el primer pirata en América y haber logrado como botín el tesoro que Hernán Cortés envió a España en 1522, luego de la conquista de México.
Fleury fue piloto y comandante y estuvo bajo las órdenes Jean Ango durante la Guerra de los Cuatro Años. Tuvo como base de sus operaciones marítimas Normandía, actuando en un radio de más de 1000 kilometros y tenía cerca de un centenar de hombres bajo su mando, con quienes realizó sus primeras acciones como corsario.
Luego de la conquista de México-Tenochtitlán, Cortés designó a los capitanes Antonio de Quiñones y Alonso de Ávila como responsables para transportar en tres embarcaciones el quinto del rey, conformado por 44 979 pesos en oro, 3689 pesos en oro bajo, 35 marcos y 5 onzas de plata (8139 kg) compuesto por rodelas, máscaras, collares, brazaletes, vasos, figuras de animales y flores, jade, perlas, plumería, aves exóticas, tres tigres (jaguares) vivos y huesos de gigantes, probablemente de mamut.
La flota zarpó de San Juan de Ulúa, y luego de unos incidentes en las islas Azores, el viaje continuó pero entre el corto trayecto de las Azores a la península ibérica, Fleury al mando de seis naves atacó a la pequeña flota española. Se capturó al capitán Alonso de Ávila y a dos de sus naves, pudiendo escapar la tercera nao llamada Santa María de la Rábidala cual era capitaneada por Juan de la Ribera. Éste se ocultó en la isla de Santa María esperando ayuda de Sevilla, desde donde Pedro Manrique zarpó con dos naves. Al llegar a tierra firme, el obispo Juan Rodríguez de Fonseca confiscó parte del tesoro, pues era contrario a los intereses de Cortés y sus hombres.
Jean Fleury asaltó otra navío procedente de Santo Domingo aumentando el botín en 20 000 pesos oro, perlas, azúcar y pieles de vaca.
Fleury fue el primer pirata dedicado al asalto de las embarcaciones procedentes de América, según sus propias confesiones atacó a más de ciento cincuenta naves. Estos botines lo posicionaron como el sexto pirata más exitoso de la historia, con un botín que casi duplica al de la séptima posición, unas ganancias estimadas en 32 millones de dólares actuales.
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